Al salir del cine o cuando terminamos de leer algo apasionante, nos sucede ese como fenómeno que ciertos dramas o comedias logran; el mundo sigue siendo el mismo, pero sentimos en nuestro interior que algo cambió… Es lo que llamaban los griegos “Catarsis[1]o purificación” nos ha pasado como si de repente descubriéramos que hay algo más allá del círculo inevitable y enorme del movimiento de las cosas, algo que nos da esperanza o nos conduce a la verdad de un fin verdadero y alcanzable. En esa línea, literatura y arte tratan de poner en relieve lo más noble del corazón humano que “El héroe” representa y con el cual nos sentimos identificado en sus luchas, dramas y fracasos. El genero épico es muy de nuestra historia humana, leyenda o verdad, se encuentra en todas las culturas y épocas. Giglamesh (India), Eneidas(Romanos), Ilíada y la Odisea (Griegos) Cantar de Roldan (Edad media) Mio Cid (España) Rey Arturo (Inglaterra) y Avengers para nuestra época. (Por su alcance global)
Joseph Campbell (1942) explica como esto del superhéroe es parte de la historia de la humanidad[2], y siguen por lo general cierto patrón. Como buen positivista lo atribuye a esa etapa del hombre “mitológica o religiosa”, que logra calmar ese anhelo de absoluto del hombre, de explicación, de referencia. Pero que ahora la ciencia positiva ya ha resuelto y por lo tanto ya no necesitamos esas explicaciones “irracionales”.
Magnanimidad y heroísmo en la era digital
Aristóteles, sabio de la antigüedad, al describir y enumerar las virtudes humanas (lo que hace realmente feliz al ser humano) hace un alto muy interesante al hablar de la magnanimidad (grandeza de alma) y lo hace de una forma, poco usual en él, casi poética. En una parte dirá que en el magnánimo “su pretensión es conforme a su mérito” y más adelante “Afronta grandes peligros, y cuando se arriesga, no regatea su vida porque considera que no es digna de vivirse de cualquier manera.”[3] Algo que es muy del héroe y que embona bien con la descripción que las leyendas y los mitos nos dan a conocer de ellos.
Para Joseph Campbell, el héroe y el mito que lo envuelve no tiene mucho futuro, escribe: “Todo esto se halla lejos del punto de vista contemporáneo; pues el ideal democrático del individuo que se determina a sí mismo, la invención de los artefactos mecánicos y eléctricos, y el desarrollo de los métodos científicos de investigación han transformado la vida humana en tal forma que el universo intemporal de símbolos (las religiones) hace mucho tiempo heredados ha sufrido un colapso.”[4]… “Dios ha muerto” ya anotaba Nietzsche un siglo atrás, para dar paso al superhombre. Este superhombre goza del superpoder de la ciencia moderna creada por el mismo hombre, son nuestros “nuevos dioses”, claro, exagero un poco, es solo para entretenernos, me digo a mí mismo, pero durante los últimos 10 años hemos visitado en sus templos (los cines modernos o en su defecto servicios de streaming) pagando el tributo (de tiempo y dinero) correspondiente a sus 21 películas de la saga marveliana cuyo reciente cierre o “endgame” ¿No manifiesta bien claramente como es que la potente ciencia moderna y, habilidad de Iron Man, permitió finalmente vencer al Titan loco? Y claro, por otro lado la grandeza moral, de alguien que entrega su vida en el acto, ilustrado y épico, consciente que haciendo eso moriría, héroe marveliano de la era digital.
La piedra angular del edificio marveliano
Eso concuerda con la piedra angular del edifico marveliano; la palabra del padre de Tony Stark, al inicio de la feria de las ciencias: “Todo se puede lograr a través de la tecnología… La tecnología nos depara posibilidades infinitas… afectará como vivimos nuestra vida diaria.” [5] Es el plan de la ideología del progreso, que persigue con la ciencia y la tecnología, poner orden, y salvar todas las carencias del ser humano. Pero hoy constatamos que progreso y ciencia, buscada por ella misma; cada vez más lo vamos reconociendo en nuestra historia humana, sin el equilibrio moral, produce monstruosidades… lo sabemos, ¿No será por ello por lo que los héroes de Marvel en esta última entrega de la saga tratan de reivindicarse y volverse más “humanos”? En su historia ficticia el MCU, tanto como la humanidad de hoy, busca resolver el problema del desequilibrio que la tecnología produce. Dominamos el universo por la ciencia y la tecnología, pero nuestra vida moral no responde al “touch screen” con la misma facilidad. Y ese es nuestro drama contemporáneo.
Quizá por ello al final y como lo digo en el anterior artículo, lo bello de estos super héroes es que son como todos, débiles y frágiles, y cuando nos muestran este lado, “End game” parece sobre todo insistir en ello más que en su super poder, haciendo mucho mejor su trabajo de mantener a los héroes cercanos, falibles y vulnerables, algo que a menudo olvidan las adaptaciones más aparatosas del Universo Marvel. Lo que fue motivo de agrado para muchos fans.
Al final esto hay que aterrizarlo en el superhéroe de la vida cotidiana, ese que Emilio Cárdenas señala en su texto-compilación 32 superhéroes mexicanos, y en su análisis sobre concluye: “Es tan valioso quien se atreve a cambiar positivamente el destino de todo un país, como el que todos los días hace bien su trabajo y ama locamente a su familia o a quien se topa en la calle” es el héroe de todos los días, que podemos ser tú y yo. Que responde al llamado muy sencillo “Sean buenos y el mundo irá mejor” (San Francisco de Sales. Tratado de la vida devota) Es por ello nos gusta este final más humano de esto personajes sobrehumanos que nos plantea la película. Al final hay un superhéroe escondido en cada uno de nosotros, pues todos somos frágiles frente a lo más importante (por más superpoder que tengamos): El amor, el sentido de la vida, el lugar del otro en mi vida, etc.
El héroe de la era postcristiana
No he visto las 21 películas del MCU, pero no hay duda de que los referentes cristianos no hacen parte de su trama. Es muy del tiempo de nuestra era postcristiana; esa especie de mezcla de ideologías y movimientos que ya no se encuentran relacionados con los fundamentos cristianos. Sin embargo, tampoco cortan con su legado de éste porque la influencia de sus dos mil años de existencia difícilmente podría ser negada.
En tierra cristiana nuestros héroes se llaman mártires o santos, en ellos la medida es el don de sí mismo, el sacrificio por algo más grande que la propia vida, o para dar vida a los demás, a imagen de Jesús que dijo y el sí que lo cumplió: “Nadie tiene mayor amor que aquel que da la vida por sus amigos” (Jn. 15,13) Es muy otro el fundamento, no es la ciencia o la inteligencia humana por ella misma, sino la persona iluminada por Dios y transformada en su voluntad por la gracia de Cristo lo que los hace capaces de entregar su vida, lo que les da esta grandeza de alma y hacer grandes obras. Claro, en ellos hay algo sobrenatural, y de cierta manera sobrehumano -pienso en Concepción Cabrera de Armida reciente beata mexicana- tuvo 9 hijos, escribió un legado teológico de más de sesenta y seis volúmenes manuscritos y estuvo al origen de 5 familias religiosas en México… O una santa Teresa de Ávila que fundó 17 monasterios. O los miles de mártires que por la fe en Cristo a lo largo de la historia han dado sin titubear su vida.
Esta situación me recuerda esa palabra de Ortega y Gasset en “El espectador” donde critica esta cultura anémica que vivimos hoy y escribe esta página extraordinaria a propósito de los mártires: “El hombre no puede vivir plenamente si no hay algo capaz de llenar su espíritu hasta el punto de desear morir por ello. ¿Quién no descubre dentro de sí la evidencia de esta paradoja? Lo que no nos incita a morir no nos excita a vivir. Ambos resultados, en apariencia contradictorios, son, en verdad, los dos haces de un mismo espíritu. Sólo nos empuja irresistiblemente hacia la vida lo que por entero inunda nuestra cuenca interior. Renunciar a ello sería para nosotros mayor muerte que con ello fenecer. Por esta razón yo no he podido sentir nunca hacia los mártires admiración, sino envidia. Es más fácil lleno de fe morir que exento de ella arrastrarse por la vida; la muerte regocijada es el síntoma de toda cultura vivaz y completa, donde las ideas tienen eficacia para arrebatar los corazones.” Frente a ello y a fin de que no olvidemos esta verdad de un fin grande que da porque vivir o morir, nos inventamos ficciones (MCU, StarWars, DC Comics, etc.) son la ilusión de la ilusión.
En la ficción marveliana, ¿Por qué da su vida el héroe? Por el amigo (Natasha), por salvar a todos (Tony Stark) ciertamente, pero en vista de la ideología del progreso, en el afán de una esperanza que no puede ver un mas allá del horizonte, donde al parecer solo el hombre puede salvar al hombre de un fin catastrófico. Cierto, es grande y muy noble el “yo muero para que tú sigas viviendo” Pero es solo humano, al final un día morirás, solo te gané tiempo humano. No hay un más allá que sea realmente fin de la vida, que le dé sentido. No existe un Ser primero, ese que las tradiciones religiosas llaman “Dios” que nos lleve con Él porque de Él venimos, pues Él nos creó. Cuando explican el origen de las gemas del infinito (Avengers Infinity war) que coincide con la formación del universo, una especie de “big bang”. No hay Creación, lo que supondría un Ser al origen de ello, sino un universo que se dio forma a si mismo y cuya perfección son estas gemas de poder. Objeto de ambición de buenos y malos.
Creo que detrás de la trama podemos ver esta como “nostalgia cristiana”; dar la vida por los demás, luchar por un fin noble y excelso, reconocer algo mas grande que nuestras historias temporales… pero, obviamente, sin llegar a concretar en una profesión de fe en Jesús, en el Padre, en un acto de confianza en un Creador o Salvador. Por lo que en el horizonte solo aparece frente al problema del mal o del destino, la posibilidad de salvarnos a nosotros mismos por nuestras propias fuerzas, sin salir del sucederse de las cosas inevitable, dejándonos solo esa nostalgia de un mas allá que nos libre de la rueda del tiempo y el movimiento infinito, y que continua, por más que intenten en la ficción de “Avengers” despistar las líneas del tiempo con la ciencia cuántica… A lo más nuestra ciencia y tecnología nos da para perfeccionar nuestro universo según los parámetros mismos materiales, pero no para salvar o redimir pues es un universo solamente físico y material. Lo cual es muy pero muy triste, sobre todo si nuestra profesión de fe es en la Resurrección de la carne y en la vida del mundo futuro.
Hermano José Dávila csj
Hermanos de San Juan
Monterrey N.L. México. Mayo 2019
[1] Entre los antiguos griegos, purificación de las pasiones del ánimo mediante las emociones que provoca la contemplación de una situación trágica.
[2] Joseph Campbell “El héroe de las mil caras” FCE. 1972.
[3] Aristóteles, Ética Nicomáquea. 1122b35-1125a30
[4] Joseph Campbell “El héroe de las mil caras” FCE. 1972. P. 214
[5] Al inicio de Iron Man II Tony Stark presenta un video de su papá donde dice explícitamente eso.